Montijazz Vendimia: más que un Festival
Jazz y vino son dos placeres que se dan la mano en la localidad de Montilla cada mes de septiembre. Pueden parecer conceptos inconexos, aunque ambos tienen elementos comunes que hacen de Montijazz Vendimia un festival de música diferente e irresistible.
El jazz es mucho más que un género musical. Su variedad rítmica, el papel de la improvisación y la personalidad de los músicos que ejecutan su sonido, lo convierten en un estilo que tiene que ser descubierto en cada nota, en cada pieza y en cada actuación. Sucede los mismo con el vino de Montilla Moriles, mucho más que una simple bebida. Ya sea amontillado, fino, oloroso, joven o Pedro Ximénez, nunca se saboreará de la misma forma. Depende de cómo se beba, de la compañía en la que que se comparta y del entorno en el que se cate.
Ambos, jazz y vino, evocan emociones frente a un escenario o en una taberna. Viven en la imaginación de quienes se aventuran a probarlos, alcanzando un elevado nivel de encanto y madurez. En Montijazz Vendimia ambos se enriquecen mutuamente. Música exquisita, en entornos únicos, que supone una explosión de sensaciones cuando se escucha en vivo. Además, si se desarrolla en bodegas centenarias, con una copa de vino en la mano, el nivel de percepción de multiplica. Nos aferramos a un sorbo del vino y a una nota musical evocando el pasado o viviendo el presente. Esa es, sin duda, su magia cautivadora. Son placeres difíciles de describir porque cada día adquieren una tonalidad distinta.
Justamente son los matices que la Asociación Cultural Jazz Amontillado, entidad organizadora, pretende añadir año tras año al Festival de Jazz de Montilla. Bodegas, música, vino, lagares, tradiciones, cultura, gastronomía…sensaciones al servicio de los sentidos.