El jazz y el vino vuelven a encontrarse con las cuatro primeras actuaciones de Montijazz Vendimia
Montijazz Vendimia agotó este sábado su primer fin de semana de actuaciones, después de dos días intensos desarrollados en Bodegas Alvear. La unión del vino y el jazz, en la bodega más antigua de Andalucía, volvió a resultar una fórmula de éxito, gracias sobre todo a la calidad de los proyectos musicales programados este año por la Asociación Cultural Jazz Amontillado, organizadora del evento. Ariel Brínguez cerró las cuatro primeras actuaciones del festival, rindiendo homenaje a su Cuba natal. Su capacidad para trasmitir el mensaje musical más tradicional de la isla emocionó al público que llenó Bodegas Alvear. El saxofonista cubano mostró con sus arreglos el máximo respeto a artistas Bola de Nieve o Cachaíto López, extendiendo sus temas a las concepciones jazzística más actuales. “Es un homenaje íntimo a mis raíces musicales, que no tiene nada que vez con la Cuba brillante y de júbilo más conocida, sino con los conceptos más íntimos con los mi música ha ido creciendo”, afirma Brínguez.
El viernes, moviéndose con libertad en la frontera entre el jazz y el flamenco, Gautama del Campo cerró la primera jornada de Montijazz, presentando su primer disco Salvaje moderado. En él bordeó con maestría las fronteras más ortodoxas de este estilo con el jazz, con una actuación plena de energía en la que galopa con energía entre bulerías y soleares. “Se trata de expresar mi perspectiva camaleónica de la música, con el máximo respeto”, apunta Gautama. “Tanto en el flamenco como en el jazz se puede encontrar llanto, duende, feeling y tantos otros sentimientos que han estado presentes en todas las sociedades durante siglos”, considera el saxofonista sevillano.
Una de las sorpresas más agradables de Montijazz ha sido la actuación del trío liderado por María Parra. En su primera visita a Andalucía con este formato, la pianista madrileña propuso al auditorio un emocionante viaje en el que su formación clásica, va dejando paso a la libertad que ofrece el jazz. “Quiero transmitir que la música puede abrazar todo lo que es contemporáneo, a la vez que tradicional, y el jazz engloba muchos lenguajes que permiten más comodidad a la hora de mostrarlo”, apunta Parra. Ha sido la puesta de largo de un nuevo nuevo trabajo discográfico que verá la luz en los próximos meses, con temas compuestos específicamente para este proyecto, pero también con adaptaciones de sus anteriores discos como solista.
El viernes la banda Tumbando a Monk se encargó de abrir el Festival. Con un punto ‘guasón’ sobre el escenario, el sexteto gaditano liderado por el pianista Javier Galiana aportó su particular visión latina de la música del gran pianista Thelonious Monk. Sus arreglos aportan frescura a las composiciones de uno de los grandes arquitectos del jazz. “Es una música que se presta mucho a la travesura pero a la que hay que mostrar mucho respeto al mismo tiempo”, considera el pianista gaditano. Aún así, insiste en que Tumbando a Monk se siente “plenamente identificado” con la concepción musical del pianista estadounidense, “al que siempre hay que tener presente cuando se habla de jazz”.
Los organizadores de Montijazz, la Asociación Cultural Jazz Amontillado, cierran el primer fin de semana del Festival “con grandes sensaciones tras cuatro conciertos espectaculares, en los que jazz y vino vuelven a ir de la mano”, valora su presidente, José Alfonso Bellido. El próximo sábado este binomino volverá a repetirse el la Cooperativa La Unión, donde el swing de la banda sevillana The DixieLab clausurará Montijazz, después de una larga jornada dedica al baile de este estilo musical.